Podría habernos ido mejor.
Éramos tan felices.. Tanto que se nos hacía imposible poner una cara larga.
¿Sabéis? Estábamos tan unidos que mis amigos se sorprendían. Él era mayor que yo, y a veces estuvimos a punto se matarnos.
Tal vez era justamente eso, nuestra edad, lo que hacía que nos complementáramos tan bien. Él era responsable -o al menos lo intentaba-, un poco infantil y no le costaba poner la cabeza fría cuando hacía falta. ¿Yo? Un terremoto. 18 años. Me comía el mundo empezando por él.
Sin embargo, su seriedad a veces chocaba con mi anarquía mental. Y, bueno, los choques son roces, y el roce hace el cariño. Nos amábamos con locura.
A veces casi puedo escucharle echándome la bronca cuando me peleaba o me enfadaba -he de reconocer que tengo mal humor- y me hacía entrar en razón recordándome que la gente necesitaba que bajáramos a su nivel, pero nosotros éramos tan felices en nuestro cielo que no lo haríamos nunca.
Lo echo de menos. Claro que lo echo de menos, joder. Echo de menos sus razones para amarme -qué bien se expresaba el capullo- y hablarle sin parar repitiendo mil veces lo mismo porque acabé sin palabras para explicarle lo que sentía.
Echo de menos dibujarlo aunque fuese casi imposible, porque él ya era una obra de arte hecha carne y no le hacía justicia.
Echo de menos sus ojos y su color café -nunca mejor dicho, porque me quitaban el sueño-, sus ganas de conquistar el cielo -el de mi boca-, su forma de ver la vida y, sobre todo, nuestros choques. No sólo por el cariño, sino porque me desmontaba y montaba, y cada vez que lo hacía me parecía un poco más a él.
Él era todo lo que deseaba, tanto que yo no existía sin él y él no existía sin mí. Nunca me ha gustado el símil de la media naranja, pero, sin duda, si creyese, él sería la mía. No éramos perfectos, pero éramos seres complementarios, merecía la pena soñar con un 'Para siempre' a su lado.
Llegué a decir cosas súper ñoñas por él sin pensar, ya que me volvía tan loca que mi cerebro dejaba de pensar y sólo era oxitocina. Él era mi significado de Amor.
Él acabó siéndolo todo para mí.