Me cuesta hablar de ti.
Me duele.
Me ahoga.
Noto un nudo en la garganta que se hace cada vez más grande.
Hasta que no puedo más.
Hasta que cambio de tema.
Hasta que vuelvo a gritarme que te tengo que olvidar.
Olvidar.
Que fácil suena. Qué difícil es.
No vas a volver.
No vas a volver.
No vas a volver.
Y así.
Hasta que me duermo y vuelve a salir el sol.
Y con él otro día.
Y otros tantos: No vas a volver.
NO VAS A VOLVER.
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