miércoles, 12 de febrero de 2014

De nada sirvió que te suplicase que te quedaras a mi lado, que me pintaras sonrisas, que me purificaras el alma. No mereció la pena chillar hasta quedarnos sordos, ni el recuerdo de una ventana abierta el día más caluroso del año.
Me dejé las fuerzas y la vida para nada, y en esta monotonía en la que me ahogo puedo jurarte que volvería a hacerlo porque mis sueños se cumpliesen, por poder sentir tu roce una vez más, por no despertarme sabiendo que todo ha sido mentira, que cada vez que respiro te siento más lejos, que te echo de menos.
Porque cada día empiezo de cero y estoy hasta los cojones de aprender a contar de 00:00 a 23:59 para que en un segundo vuelvas a desaparecer. Enséñame a respirar de nuevo, a ser fuerte, a peinarme como tú y a llegarte por las cejas, que me muero de amor por besarte la frente y verte sonreír.
Enséñame a amar mis cicatrices como tú hacías. Enséñame a ser feliz y te enseñaré a quedarte a mi lado aunque no estés aquí. Enséñame a no hacerme heridas buscando tu perfil en mis venas, y hazme creer que, estés donde estés, estás conmigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario