martes, 28 de enero de 2014

Hasta siempre, pequeño.



Todo éste tiempo he querido avanzar. Ser capaz de olvidar, pero sin parar de recordar...

 

Tus recuerdos aún duelen, tus fotos aún me hablan, esa canción aún me perfora los esfuerzos por no llorar, sigo siendo más susceptible ese día de cada mes que lleva grabados nuestros apellidos,  giro la cabeza inconscientemente al escuchar tu nombre, aunque no se refiera a ti, y las ganas de verte no se han consumido del todo aún, no voy a negarlo. Pero ya nada es como hace unos meses... Te has ido marchando de mi cabeza poco a poco. Nadie ha ocupado, ocupa, ni ocupará tu lugar jamás. Nadie hace que desaparezca la herida que dejaste, pero alguien ha puesto una fina capa sobre la cicatriz. Si alguna vez te dicen que dejé de quererte, que dejaste de importarme, no les escuches. No lo hice, no te olvidé, no te dejé de querer, me sigues importando casi como el primer día... Pero el tiempo ha pasado para los dos.

Tal vez volvamos a tener contacto algún día, y espero que para ese momento, pueda mirarte a los ojos y no sentir nada más que cariño, aprecio, porque, por mucho tiempo que pase, por más que cambien las cosas, no se puede ser insensible ante lo que un día se amó. Que hasta esa fecha, todo te vaya bien, que encuentres a alguien que te merezca, y a quién merezcas... Que te haga feliz, que te valore, que esté siempre que necesites un hombro sobre el que llorar, que sepa sacarte tantas sonrisas como me sacabas tú a mí, que tú también sepas valorarle como merezca... Pero sobre todo, que no sea como yo.

¿Ves? Todo pasa, todo cambia, todo tiene un final, las promesas se rompen... ¿Qué hicimos mal? ¿Dónde estuvo el error? Puede que eso ya no importe, pero no puedo evitar preguntármelo después de todo. ¿Cuántas veces te he dicho "adiós"? Ésta será la última. Ya no quedan motivos para seguirlo intentando, en cambio, si para pasar página.

En cierto modo, no quiero olvidarte. No sé si es por miedo a dejar atrás todo lo que vivimos, pues, al fin y al cabo, en algún momento de mi vida, esos detalles me hacían sonreír, extraer fuerza de donde no la había... También podría ser porque me da miedo que se repita la historia, y que vuelva el dolor... Llámame cobarde, pero tú no lo viviste. Tú seguiste tu camino sin mirar atrás, sin pararte a observar los recuerdos... Admite que nada de esto te dolió. Ha pasado el tiempo... Tú seguiste tu camino hace mucho, y yo me quedé congelada. Es mi momento de hacer el último de los esfuerzos por levantarme, porque ésta vez estoy segura de que lo conseguiré. Porque ahora hay alguien que me da la mano, y que está cobrando la suficiente fuerza para ayudarme a levantar.

Gracias por todos esos momentos, por todas esas sonrisas, por todos los días que valieron la pena, por las lecciones que me enseñaste; aunque fueran a base de lágrimas, por ser mi aire en algún momento, por todo lo que hiciste por mí, consciente de ello, o no. Y de verdad que siento mucho todas esas veces en que la jodí hasta el fondo… Todos cometemos errores, ¿verdad? Confío que algún día te darás cuenta de los tuyos. Y como te dije una vez, pase lo que pase, estaré siempre aquí; yo si cumplo mis promesas.

Es el momento de pasar página, y de cerrar éste capítulo. No me rendí, lo intenté hasta la saciedad, pero me alejaste... Ya no depende de mí.

Mientras todo transcurre, hazme un favor: cuídate mucho y sé feliz. No olvides sonreír, porque tienes una sonrisa preciosa. Recuerda que me enamoré de ella una vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario