De las veces que cruzo la calle siete veces para encontrarme contigo, y me juro que esta vez no, que no me daré la vuelta. De las veces que me temo lo peor, y de las que prefiero no temer a nada. Tiras de mí, sueltas el lazo que sujeta mi falda y es como la pesadilla de cualquier niño; que te bajen los pantalones y que no sea para follarte el alma. Te escucho a escondidas, y a escondidas me escuchas suplicar una última vez. Bajarme del tren, no entra en mis planes, pero todos sabemos que algún día tendré que hacerlo. De las veces que cruzo la calle sin mirar, y me juro que no, que esta vez no abriré los ojos.
Pero, inexplicablemente soy así y sin remedios para intentarlo, porque tampoco quiero; aunque tú me lo pidas. Aunque sea lo último que quieres, y eso último no fuera yo. No lo haría. Porque, no entiendes que prefiero no ser nada, que no sepan mi nombre, prefiero cruzar la calle y girarme, sin saber que eres tú. Prefiero que no me llames, una noche y ya está. Quedarme cuando lo necesite, e irme sin avisar;
porque tú
a mí
no me necesitas.
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