miércoles, 5 de marzo de 2014

¿Qué haces bailando si el mundo está tocando su marcha fúnebre?

Voy a seguir bailando hasta que el mundo deje de sonar.
No voy a dejar de cantar en la ducha a las seis de la mañana solo porque perturbe las pesadillas del vecino.
No voy a dejar de saltar al andar solo porque los demás me miren raro.
Prefiero tener negros los pulmones de fumar que tener el cerebro podrido de las mentiras que cuentan en las noticias.
Prefiero soñar con imposibles a vivir de puntillas y que nadie se dé cuenta de que he pasado por su lado.
Aún me quedan muchos ''mejores momentos'' que vivir y muchas costillas que seguir destrozando por las hostias.
Me va a seguir gustando la poesía clara y sin palabrerías (el amor jode y nos hace más fuertes si no nos mata).
Y voy a seguir creyendo en el amor como punto fuerte y punto flaco del mundo.
Mis estados de ánimo van a seguir siendo una función de ondas que alcanza su máximo y su mínimo en infinitos períodos.
Voy a seguir escribiendo(te).
Y voy a seguir sonriendo con cada locura que haga un viernes por la tarde jodiéndole los planes al hijo de puta de mi destino.
Voy a seguir quemándome los labios con las últimas caladas de mis cigarrillos y con ''palabras'' que me quedé con ganas de decir.
Voy a seguir creyendo que algún día me crucé con el amor de mi vida y no me di cuenta de que ya había apartado la mirada cuando yo le miré.
Voy a seguir creyendo en que las tardes de domingo son tan largas como las mañanas de los lunes, y que las películas de por la tarde no hay quien se las trague sin buena compañía.
Voy a seguir creyendo en que el alcohol sirve tanto para las heridas de fuera como las de dentro. ¡Y qué bien me sienta emborracharme!
Voy a seguir creyendo en mí. Y en ti. Bueno, alguna que otra vez dudaré.

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