Mayo. Calor. Amor. Tú.
El calor me trae un aire parecido al de Mayo, me recuerda a tu olor. Me recuerda a todas las veces que te he abrazado y me he perdido en ti.
Por fin empieza el frío. Por fin ha llovido, y la lluvia ha limpiado parte de mí.
Ya no sudo, ya no parece que todo está vivo. Septiembre se solidariza conmigo y me limpia, se lleva tu olor y me trae nubes para que no pueda ver el cielo.
Por fin puedo esconderme en mi bufanda y hacerme una bolita bajo la manta buscando calor. MI calor.
Ya no necesito tu sudadera, no necesito estar en tus brazos para buscar la temperatura perfecta. Aprenderé a sobrevivir yo sola.
Aprenderé a caminar con mis pies sin que me importe si hay nubes o no, pero aprovecharé cada vez que llueva para llorar, así nadie lo notará y podrá parecer que soy fuerte. Así nadie volverá a entrar en este corazón.
Llega el frío, y aquí me tiene. Lo espero para que me haga una capa de hielo en el corazón. Así primero tendrán que hacerme entrar en calor, y ya no me fío. Ya no me fío de nada que huela a ti.
El frío me servirá de tirita y me curará, ya lo verás. No volverás a verme triste. No volverás a verme sentir nada. Porque los corazones helados no laten. Porque la sangre helada no corre. Porque empiezo a necesitar tu calor.
¡Hiélame, rápido! No quiero volver a caer. Mátame lentamente, pero que no lo haga el amor.
No pienso morir por amor, no quiero volver a ser una suicida.
De todas formas, a todo suicida le llega su noche de éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario