jueves, 25 de septiembre de 2014

'Me voy a desnudar y a meterme en la cama.
La puerta está cerrada, pero dejo la ventana abierta.
Sólo tú podrías entrar.

Hay cerveza en la nevera, hachís encima de la mesilla
y poesías por todas partes.
Te espero soñando.
No me despiertes si no es para follarme.

Un beso.

O mejor varios.'

martes, 23 de septiembre de 2014

Y pasa que te enamoras

Y en la vida llega el momento en el que conoces a alguien que te cambia, que cambia tu vida. Llega un día en el que encuentras a alguien que quieres. Llega alguien que dice que no pasa nada, que aflojes, y cuando aflojas te das cuenta de las cosas. Que cuando llega, algo nuevo comienza. Que sabes que quieres estar con ella, pero toda la vida. Y de repente te das cuenta en ese momento de que te has enamorado. De que con esa persona puedes llegar a tocar el cielo con las manos sin dejar de pisar la tierra.Cuando todo tan triste se vuelve alegre. Y cuando toda soledad te vuelve feliz. Cuando con solo saber que le tienes a él te sobra todo lo demás. Cuando tan solo una palabra de esa persona puede cambiar las cosas. Cuando siempre soñabas con algo, con alguna meta, y ya llegaste a esa meta. O es más, cuando tu propio sueño es tu pura realidad. Cuando a pesar de tener problemas la solución es tenerlo a él. Cuando a pesar de estos problemas, cada día sonríes. Cuando pareces una subnormal cuando sonríes sin más.Sientes que ya no eres la misma, que ya no te preocupas por lo que diga la gente si no por lo que diga él. Ya no tienes miedo de nada, te sientes segura a su lado. Nadie puede pisotearte, recuerda, cuando te enamoras tocas el cielo. Ya solo te importa esa persona, y que cada día la quieres  más que ayer y menos que mañana.  Y es cuando empiezas a darte cuenta de que la vida puede ser aun más bella con esa persona. Empiezas a comprender que si la tienes a esa persona lo tienes todo. Y que ya lo demás no importa. Y pasa que empiezas a darte cuenta de que por más que quieras estar con otro tu cabeza dice lo contrario a tu corazón. Y comprendes que este pertenecerá a el siempre. Pasa que le quieres. Pasa que te enamoras, pasa que estás enamorada.

martes, 10 de junio de 2014

Tres 'para siempre' y un 'hasta nunca'

Nuestros caminos se separaron hace mucho. Tú no quisiste la aventura en la que estaba a punto de convertirse mi vida. Yo no supe parar la situación.
Sin embargo, y aunque haya tres 'para siempre', un 'hasta nunca' y cinco personas haciendo autostop de distancia entre nosotros, siempre hay algo que nos une. No son los recuerdos, no es el amor, no es un puñado de promesas tan rotas como nosotros. No hay nada realmente, pero a la vez es todo.
Supongo que todos los héroes tienen que separarse de a quien protegen alguna vez.
Supongo que la kriptonita tiene que dejar que el héroe sea feliz.
El problema es que el héroe protege a la kriptonita.
Pero siempre hay una atracción.
Siempre, siempre.. Incluso en el cielo...
En el noveno cielo.

martes, 29 de abril de 2014

Todo

Podría habernos ido mejor.
Éramos tan felices.. Tanto que se nos hacía imposible poner una cara larga.
¿Sabéis? Estábamos tan unidos que mis amigos se sorprendían. Él era mayor que yo, y a veces estuvimos a punto se matarnos.
Tal vez era justamente eso, nuestra edad, lo que hacía que nos complementáramos tan bien. Él era responsable -o al menos lo intentaba-, un poco infantil y no le costaba poner la cabeza fría cuando hacía falta. ¿Yo? Un terremoto. 18 años. Me comía el mundo empezando por él.
Sin embargo, su seriedad a veces chocaba con mi anarquía mental. Y, bueno, los choques son roces, y el roce hace el cariño. Nos amábamos con locura.
A veces casi puedo escucharle echándome la bronca cuando me peleaba o me enfadaba -he de reconocer que tengo mal humor- y me hacía entrar en razón recordándome que la gente necesitaba que bajáramos a su nivel, pero nosotros éramos tan felices en nuestro cielo que no lo haríamos nunca.
Lo echo de menos. Claro que lo echo de menos, joder. Echo de menos sus razones para amarme -qué bien se expresaba el capullo- y hablarle sin parar repitiendo mil veces lo mismo porque acabé sin palabras para explicarle lo que sentía.
Echo de menos dibujarlo aunque fuese casi imposible, porque él ya era una obra de arte hecha carne y no le hacía justicia.
Echo de menos sus ojos y su color café -nunca mejor dicho, porque me quitaban el sueño-, sus ganas de conquistar el cielo -el de mi boca-, su forma de ver la vida y, sobre todo, nuestros choques. No sólo por el cariño, sino porque me desmontaba y montaba, y cada vez que lo hacía me parecía un poco más a él.
Él era todo lo que deseaba, tanto que yo no existía sin él y él no existía sin mí. Nunca me ha gustado el símil de la media naranja, pero, sin duda, si creyese, él sería la mía. No éramos perfectos, pero éramos seres complementarios, merecía la pena soñar con un 'Para siempre' a su lado.
Llegué a decir cosas súper ñoñas por él sin pensar, ya que me volvía tan loca que mi cerebro dejaba de pensar y sólo era oxitocina. Él era mi significado de Amor.
Él acabó siéndolo todo para mí.

lunes, 24 de marzo de 2014

Érase una vez.

Tiene un lunar que me distrae sin importar lo que esté haciendo; 
ahí, justo en medio de la mejilla, 
por allá donde paso el pulgar cuando trato de memorizar los límites, ángulos y vértices que forman su cara.
Tiene dos brazos de esos que abrazan como si más allá de mí, no hubiera nada; 
como si fuera a huir y no me dejara; 
como si yo pudiera, como si yo quisiera huir, qué gracia. 
Y sus manos; joder, 
cualquiera en su sano juicio querría perderse al pasear entre sus preciosos dedos infinitos, 
que por si lo anterior no fuera suficiente, 
encajan a la perfección al chocarse contra los míos. 
También su cuello, 
que mide lo mismo que tarda mi lengua en perder la saliva al recorrerlo. 
Y si nada de esto consiguiera convenceros, 
entonces -y solo entonces- 
mencionaría eso de cuando medio sonríe; 
que he fundado mi república independiente en las comisuras de las semi-sonrisas que emite 
en esas décimas de segundo que gasto cuando le estoy besando, 
porque entre beso y beso, 
justo entonces mueve los labios. 
Qué más contaros, si siempre es aquello que necesito; 
y lo que más me gusta de él, es que de todo lo que es, aún sigue siendo mi mejor amigo. 
Hasta cuando se enfada, 
que su boca se transforma y sus ojos pierden la capacidad de mirar directamente a los míos, 
aunque le estén esperando a medio camino. 
Así que cualquier día de estos que decide pilotar el avión de mi espalda, 
igual desaparezco porque me he subido al vuelo dirección lugar que él mismo traza; 
mientras me acaricia a mí o a las cinco cuerdas de esa triste guitarra. 
Y eso es todo por hoy, 
que hoy ha terminado lloviendo -y no me refiero al otro lado de la ventana- 
porque ahora que lo tengo después de no haberlo tenido durante tanto tiempo; 
ahora es cuando no me va a quedar más remedio que echarle de menos.

Seguimos vivos.

Seamos sensatos, yo no tengo ni idea de escribir. Escribir es lo que hacía Bukowski con sus poemas, dejándonos literalmente el corazón en pelotas. O lo que consigue transmitirnos Carlos Salem con cada palabra, con cada sílaba. En cuanto a mi,  lo único que intento es sacar afuera todo lo que mis dedos llevan años guardando. Eso que todos decimos callados. Eso que nos mata por dentro y que tratamos de aniquilar mediante sonrisas fingidas.
Soy esa persona que, cuando crees que estás solo, que solo tú sientes eso, te dice: eh, frena, que yo sí creo en ti. 
Siempre me han preguntado qué quería ser en la vida. Empecé queriendo ser arquitecta, más tarde periodista y después, y hasta hoy, una enamorada de las lenguas. Pero, si me volvieran a hacer esa pregunta, ahora sí tendría una única respuesta. Lo único que quiero hacer es vivir(la). El mundo está lleno de gente que anda tan perdida como yo, con el alma en carne viva intentando encontrar su medicina particular. Tratando de entender qué cojones está pasando y porque todos nos estamos volviendo tan idiotas. Quiero que rompas esa carta de despedida que te dejo tu esperanza y que,
por favor,
le pidas que vuelva.
Que no nos queda nada cuando no hay nada por lo que seguir intentándolo. Rompe la mordaza que calla a tu corazón, y permitele que continúe haciendo música en cada latido. Piensa en ese cigarro que cada día te fumas cuando ataca el estrés y se te viene el mundo encima, no permitas que tú te consumas con la misma rapidez. 
Piensa que,
quizás sea hora de enterrar el hacha. De dejar de pensar en lo que podría pasar, en vez de en lo que pasa. 
Deja de abrazarte las piernas y de hacerte un jodido ovillo de lana, porque solo así conseguirás que alguien te rompa las costillas de un abrazo. 
Soñar está bien pero,
¿qué tal si dejamos de soñarlo todo y empezamos a vivirlo?
Que sí, que yo también sé lo que es sentir miedo. Sentirte atrapado y bloqueado y no saber qué dirección tomar. A mi también me ha golpeado el vértigo en la cara, pues nosotros somos nuestro peor enemigo, nuestro mayor precipicio. Nuestros barrancos más mortales. Pero, a veces tenemos que dejar de esperar el tren para, por una puta vez, cogerlo. 
Sé que estás asustado, que no quieres olvidarte nada. Yo no soy quien para dar lecciones de vida pero, has de saber que incluso cuando dejemos ésta, seguiremos pensando que nos hemos olvidado algo. Y posiblemente así sea. 
No tengas miedo porque esa sudadera pierda ese olor que tanto te recuerda a esa persona. Dale tu olor personal, el más bonito que existe, y el más duradero. 
Yo también tengo miedo de crecer porque cada día amanezco más niña y un poco menos adulta. Pero aún así, me doy cuenta de que el mundo se está yendo a la mierda. Y qué. Sonríe, mantente vivo. Mantente en pie aunque a veces, cuando respires, sientas que te ahogas. 
Con todo esto, lo único que quiero es que abandones el salvavidas y el miedo. Que todo duele, pero que sístole y diástole no se rinden y no van a dejar de latir tan pronto. Arriésgate, porque sino acabarás sufriendo el mayor dolor de todos. Echarte de menos a ti mismo.
Querido Miedo,
solo quería decirte que,
ya no te tengo miedo.

lunes, 17 de marzo de 2014

Mis padres me enseñaron a esquivar las hostias que otros lanzaban, y a coserme las heridas con hilo de acero. A que las sotanas doradas de los hijos predilectos escondían más secretos que piel, y que tu religión no es más que una ilusa falacia. Aprendí que las editoriales no marcaban destinos, y que las historias que acaban bien no tienen ningún atractivo. Crecí, y abandoné manadas cuando se volvieron rebaños, dejando la marca de mis pezuñas en el camino. Escogí volar a ras del barro y así evitar las nubes de gente que ahogan. Tantas veces me ensucié la cara, como lágrimas lavaron mis manchas. Y aunque no queden barrizales sin mis llantos, siempre tendré unos brazos donde acunarme. Prefiero los charcos a los barcos, y los grillos a los gritos. Quédate con tus vigas de mentira y deja que malgaste mi vida entre la lluvia.

miércoles, 12 de marzo de 2014

So(n/ñ)ar.

Hoy te has despertado,
cuando la luna aún estaba cayendo,
huyendo de la luz,
del sol.
Creyéndote un interludio
entre astros,
como si el firmamento
fuera solo por por un momento
quien te dibuja,
quien te fotografía,
quien te ilumina.
Y no tú a él.
Has cogido tu taza de café
y has hundido tus manos
en su cerámica con dibujos
que no para de quemar.
Y tú soplas.
Y cambias todo de dirección,
intentando congelar su contenido.
Pero lo haces con todo lo demás.
Has podido resistirte 
a mirar por la ventana
y te has vestido como
de verdad querías,
sin importar de qué 
humor se hubiera despertado
hoy el sol.
Así que cuando tu reflejo
te mira, te sonríe, te modela 
en esa devolución de luces,
no le paras de reír todos los gestos.
Hasta cuando te pone
cara de seria.
Así que hoy sales sin planes,
a ver Madrid,
que hoy se retuerce en la cama
como alguien que ayer salió
de fiesta y hoy no puede ni mirar.
Así que sales a despertarla,
y caminas sin mirar al suelo,
como si pasaras por aquella 
calle todos los días,
porque la vida
son dos canciones,
una película,
un amor de verano,
una decepción de otoño
un esperar la primavera,
un desesperar el invierno.
Porque no mirar atrás 
no significa que tu pasado
sea tu futuro,
significa que hiciste lo que 
hiciste por cualquier razón,
que el amor mueve al mundo,
y que el mundo mueve al amor.
Que sonar y soñar 
sólo se diferencian por un símbolo,
y entonces una canción
no tiene que ser tan distinta
a una persona.
¿Ves?
Por eso cuando le has dado
al play, a tu canción favorita,
te has acordado de mí.

¿Te suena?
¿Me sueñas?

jueves, 6 de marzo de 2014

Estoy hecha a estar sin ti

Mierda. Otra vez. ¿Es que no piensas irte? Ah, que no eres tú; son las noches, que me recuerdan a ti y a cómo aparecías sin avisar a horas que no debías para decirme cualquier palabra que me hiciera sonreír. Y ahora que no estás sigo despierta esperando un yo-qué-sé-qué. Quizás espero que aparezcas y me expliques por qué te fuiste, que me digas que no soportabas la idea de estar en el mismo mundo que yo y en cambio, no estar conmigo. Que me susurres una y otra vez todas esas frases que no nos hemos dicho. Que recuperes el tiempo perdido recordándome que me quieres, como hiciste aquella vez. Pero por más que espero no llegas y me debato entre la vida, quererte o la muerte que es no estar sin ti; así voy rellenando mis noches entre la embriaguez de alcoholes, humos grises de cigarros, o incluso me desnudo delante de personas que no saben apreciarlo. Perdóname, quizás me odies por escribir esto; quizás insistas cada día en olvidarme -y lo consigas- mientras yo no hago más que retorcer todas las espinas con mi nombre que dejé incrustadas en tu piel. Supongo que, igual que a mi, te habrán recomendado que sigas con tu vida. Yo lo he intentado, lo juro y pongo a mi alma por testigo, pero justo cuando estoy a punto de no pensar en ti, vas tú y surges de nuevo en cualquier lugar o por cualquier motivo. No sé quién o qué tiene la culpa; no sé en qué momento dejaste de ser un pasatiempo para quedarte y no marcharte por mucho que el tiempo pase. En fin, espero que no te importe que te escriba, puesto que confío en que ya ni siquiera me leas.

Como siempre, espero que me regales lo único que te pedí: Sé feliz.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Y, al final, todos rotos.

Se sienta. Le tiemblan las piernas, las manos y, quizás, también el alma. Le tiembla el mundo. Coge folios, coge un bolígrafo e intenta empezar a escribir:

Papá, mamá...

Tira el papel. Intenta de nuevo.

—He intentado hacer todo lo posible...

Tampoco es una buena forma de empezar. Y, entonces, empieza a llorar. E intenta impedirlo mirando hacia arriba y mordiéndose el labio inferior, como en todas las situaciones difíciles que ha tenido en su vida. Después, se enjuaga las lágrimas con la manga de la camiseta y escribe. Escribe algo concreto, directo, pero sincero:

—Lo siento.

Sí. Definitivamente le gusta. Es una buena forma de empezar y de terminar una carta de suicidio. Después, ahí está, su vida colgando del bote de pastillas que tiene enfrente. Su vida dependiendo de ella misma. Ella tiene el manejo de acabar con su vida o de que siga. Pero no le gusta cómo sigue. Es un ahora o nunca. Un todo o nada. Es un 'o gana ella o ganan ellos'.

¿Y al final quién gana la partida?

¿Ella? ¿Esa que tiene marcadas las muñecas de putadas? ¿Esa que llora hasta dormirse del cansancio cada noche? ¿Esa que mira de reojo a la vida por habérsela jugado tantas veces?

¿Quién gana la partida?

¿Ellos? ¿Todos esos hijos de puta que han intentado hundirle tantas veces hasta verla en el suelo? ¿Todos esos que no le han dejado nunca encajar en una sociedad podrida?

Ella ha dado tanto por perdido que ha perdido hasta la sonrisa, que ha perdido la partida. Ella, que ha perdido la vida.

Después, todos rotos. Una familia desmembrada, unos amigos que no aguantan el no ver a aquella chica que sonreía de vez en cuando. Una habitación vacía en la que una madre hundida no puede ni entrar. No queda nada. Ya se ha ido para siempre.

Y quién diría. A lo mejor habría llegado lejos. A lo mejor habría sido una mujer a la que admirar. A lo mejor no se había fijado en que el chico de al lado le había sonreído aquella tarde. A lo mejor no se había fijado en que su madre solo quería protegerla y no joderle la vida. A lo mejor no se había fijado en todos esos pequeños detalles que le dan sentido a la vida. A lo mejor ella misma había sido caos, su propia autodestrucción. A lo mejor no había sabido ver esa pequeña luz en toda esa inmensa oscuridad.

¿Qué haces bailando si el mundo está tocando su marcha fúnebre?

Voy a seguir bailando hasta que el mundo deje de sonar.
No voy a dejar de cantar en la ducha a las seis de la mañana solo porque perturbe las pesadillas del vecino.
No voy a dejar de saltar al andar solo porque los demás me miren raro.
Prefiero tener negros los pulmones de fumar que tener el cerebro podrido de las mentiras que cuentan en las noticias.
Prefiero soñar con imposibles a vivir de puntillas y que nadie se dé cuenta de que he pasado por su lado.
Aún me quedan muchos ''mejores momentos'' que vivir y muchas costillas que seguir destrozando por las hostias.
Me va a seguir gustando la poesía clara y sin palabrerías (el amor jode y nos hace más fuertes si no nos mata).
Y voy a seguir creyendo en el amor como punto fuerte y punto flaco del mundo.
Mis estados de ánimo van a seguir siendo una función de ondas que alcanza su máximo y su mínimo en infinitos períodos.
Voy a seguir escribiendo(te).
Y voy a seguir sonriendo con cada locura que haga un viernes por la tarde jodiéndole los planes al hijo de puta de mi destino.
Voy a seguir quemándome los labios con las últimas caladas de mis cigarrillos y con ''palabras'' que me quedé con ganas de decir.
Voy a seguir creyendo que algún día me crucé con el amor de mi vida y no me di cuenta de que ya había apartado la mirada cuando yo le miré.
Voy a seguir creyendo en que las tardes de domingo son tan largas como las mañanas de los lunes, y que las películas de por la tarde no hay quien se las trague sin buena compañía.
Voy a seguir creyendo en que el alcohol sirve tanto para las heridas de fuera como las de dentro. ¡Y qué bien me sienta emborracharme!
Voy a seguir creyendo en mí. Y en ti. Bueno, alguna que otra vez dudaré.

lunes, 3 de marzo de 2014

De mis idas, tus venidas.

De las veces que cruzo la calle siete veces para encontrarme contigo, y me juro que esta vez no, que no me daré la vuelta. De las veces que me temo lo peor, y de las que prefiero no temer a nada. Tiras de mí, sueltas el lazo que sujeta mi falda y es como la pesadilla de cualquier niño; que te bajen los pantalones y que no sea para follarte el alma. Te escucho a escondidas, y a escondidas me escuchas suplicar una última vez. Bajarme del tren, no entra en mis planes, pero todos sabemos que algún día tendré que hacerlo. De las veces que cruzo la calle sin mirar, y me juro que no, que esta vez no abriré los ojos.

Pero, inexplicablemente soy así y sin remedios para intentarlo, porque tampoco quiero; aunque tú me lo pidas. Aunque sea lo último que quieres, y eso último no fuera yo. No lo haría. Porque, no entiendes que prefiero no ser nada, que no sepan mi nombre, prefiero cruzar la calle y girarme, sin saber que eres tú. Prefiero que no me llames, una noche y ya está. Quedarme cuando lo necesite, e irme sin avisar;
porque tú
a mí
no me necesitas.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Tercera calada.

El ruido de sus pasos sonó a la vez que el mechero, que sostenía con una mano y resguardaba con la otra, por una vez le gustaría que algo en su vida no se apagase por el frío. Y pensar que su llama se había consumido hace mucho tiempo, y nadie la había resguardado, qué ironía.
Era morena, con las mismas ondulaciones en el pelo que en su vida. Su tez era tan oscura como el fuego que ella solía desear.
Estaba sola en aquel gran lugar. Le dio una calada y soltó el aire con placer. Bien sabía ya ella que su vacío no podría llenarlo aquel humo.
Más de una vez le repitieron que se estaba matando, y ella sólo sabía pensar que quizás es lo que realmente quería. Otra calada, los problemas cada vez son más pequeños. La soledad y la locura se apoderaban de ella. Llevaba un vestido amarillo, y una gigante chaqueta de cuero negra que le devolvía el frío que él le provocó.
Cada día que pasaba, el otoño se enfriaba y se acercaba su queridísimo invierno.
Se acercó a un columpio que no sabía ni cómo, estaba justo a sobre sus pies. No recordaba cómo había llegado hasta allí, pero tampoco tenía intención de aprender cómo iba a volver. ¿A caso iba a hacerlo? Se sentó y con dos suaves patadas al suelo, el columpio empezó a moverse poco a poco, y ella, tan sólo pendiente de que el cigarrillo que sujetaba con desesperación no se cayese, esbozó una sonrisa. Cuanto más alto se columpiaba, más sentía el frío en las piernas, y en el dolor. Pero le gustaba sentirse libre, es una sensación que poca gente podía experimentar en un mundo como ése.
Pero llegó un punto, justo cuando alcanzó su máxima altura, su máxima libertad, que se dio cuenta de que era esclava de ella misma.
Se cayó del columpio y se empezó a reír.
Cogió otro cigarro, y esta vez el viento le dio una tregua permitiendo por una vez que algo en su vida no se apagase, y echó a llorar. Primera calada, echó el humo con rabia. Segunda calada, ¿dónde estaba su locura? Ya debería haber aparecido. Tercera calada, esta vez los problemas no se iban. Tendrá que enfrentarse a ellos. “¿Sola?·” Pensó mientras sacaba otro cigarro.
¿Y qué le quedaba? Tan sólo aquellos malditos cigarros que la alejaban de la vida y la fría y negra chaqueta de cuero que él se dejó aquel día en su casa.

Si supieras.

Tal vez llegue el día en el que me canse de esperar, coja un tren y vaya a buscarte.
En el trayecto me arrepentiré una y mil veces, me llamaré loca, me daré cuenta de que estoy fundiendo mis ahorros por una idea kamikaze. Pero desbloquearé el móvil y veré tu cara en mi fondo de pantalla. Joder. Lo daría todo por ti. Lo estaré dando todo por ti.
Entonces bajaré del tren e iré directa hacia ti. A veces iré corriendo. A veces iré andando. A veces me pararé en seco. Pero saber que estoy cerca me hará avanzar.
Me encontraré a muchas personas importantes con las que hablaré unos minutos sin darme cuenta de lo que hablamos. Y continuaré mi camino.
Tarde o temprano llegaré.
Estarás de espaldas.
Te reconoceré.
Diré tu nombre.
Me reconocerás.
Nos miraremos.
Frente a frente.
Los centímetros parecerán hectáreas.
Se me llenarán los ojos de lágrimas.
Sonreirás.
Tus colmillos.
Oh, joder.
Empezaré a correr.
Abrirás los brazos.
Cada vez menos espacio.
Ya estoy llegando.
Falta poco.
Te rozo.
Te toco.
Te abrazo.
Me abrazas.
Te estrecho.
Me estrechas.
No puedo respirar.
Me da igual.
Me sacas las lágrimas.
Estoy en casa.

martes, 25 de febrero de 2014

'After the storm, comes the calm'.

6:00 pm. I'm suposed to be sleeping since I got up early today and I expect the same tomorrow. I've been half the day speeking in english so ¿why not writing in that language this time?

'After the storm, comes the calm'.

Well, I'm gonna make that quote my excuse or apology for what I doing next. Who knows me, knows my story, my dramas, my falls, my troubles and my past. Who knows me, knows my storm. The storm almost passed and I was waiting the calm to come, but it apparently doesn't, so I have decided to make it.

Some will say that I'm a fucking selfish. Others will understand my position about my choice: I need peace. I sware I do need it. I found someone I can live my peace with; I finally got my stability and my way, despite all the consequences that entails, and I finally decided to rest my mind and soul. 

It seems difficult, but it's quite simple. I'll be away, sometimes, and I'll spend time on me, myself and I. Not an absolut absence, just the necessary. 

Sorry, and please don't hate me.


I'll always have in mind something someone once told me: 'I hope you find peace'. 

I think we, both, us almost got it.

Ojalá

Me lo echó en cara como un escupitajo:

A ti no te va a querer nadie, porque te gusta estar triste. No haces otra mierda que escribir y eso es lo único que te mantiene con vida. Eres un cuerpo bonito cuyo corazón no quiere que lo quieran. No sabes aplicarte ninguno de los putos consejos que vas regalando por ahí y así estás, perdida y orgullosa de ello. No estás sola, eres sola; y siempre prefieres un par de jodidos poemas a un collar. Tengo que admitir que el sexo era bueno, pero no me merece la pena para tener que pagarte con palabras el precio que pides por tu alma. Incluso a veces pensaría que tienes algún que otro pedazo de ti olvidado en la mano de algún hombre que una vez te olvidó. Reconstrúyete ¿quieres? hazte mujer. Y cuando dejes de creer en los cuentos de hadas, me llamas; no pienso ser ese héroe que buscas. Yo solo quería quererte pero no ha sido suficiente. Ojalá un día encuentres alguien dispuesto a ser todo lo que yo no he sabido ser.

Se fue. Y tras el portazo susurré un casi imperceptible 'ojalá'.

yo no quiere que le quiera

Ya no quiere que le quiera.
Ya no quiere que le llueva 
para luego iluminarle 
con mi sonrisa cuando amanezca.
Ya no quiere que le duela 
para luego hacerle risas 
cuando menos se lo espera.
Ya no quiere que le quiera.
Ya no quiere que le empape 
cada noche como si se tratara 
de colores de acuarela.
Ya no quiere ser mi vela,
ni que mi cintura 
sea el mechero que le encienda.
Ya no quiere que le quiera.
Ya no quiere perderse 
para que más tarde sea yo 
la afortunada que le encuentra.
Ya no quiere que le convierta 
en la estrella de mi película, 
ni en el protagonista de mi novela.
Ya no quiere que le quiera,
pero aún no me ha explicado 
cómo cojones puedo dejar de quererle.

Qué será de nosotros.

Qué será de nosotros cuando nos hayamos olvidado. Cuando ya no quede ni un ápice de recuerdo. Cuando la delgada linea que separa la dependencia de la indiferencia, sea tan gruesa que ya no tengamos fuerzas para poder cruzarla. Cuando el aire ya no nos obligue a darnos cuenta de que nos perdimos en algún momento de ese destino que hemos dado por muerto.

Qué será de nosotros cuando la distancia entre nuestra existencia sea más extensa que la distancia entre ambos polos. Cuando ya no queden razones para hacernos los sordos cuando oímos hablar del otro. Cuando las madrugadas ya estén acostumbradas a la ausencia de nuestro intercambio de palabras. Cuando las ganas que agotamos ya se hayan cansado y decidido no esperarnos más.

Qué será de nosotros cuando las pisadas que hemos dejado desaparezcan sin dejar rastro, abandonando el camino que recorrimos hasta darnos por vencidos. Cuando las caricias de otras manos consigan calentarnos como nosotros con las nuestras una vez hicimos. Cuando el miedo a amar de nuevo huya de tanto frío y la necesidad de llenar vacíos alce el vuelo. Cuando ya no nos giremos al creer habernos visto paseando por cualquier calle al azar, aun siendo conscientes de la imposibilidad de ese encuentro.

Qué será de nosotros cuando las canciones dejen de hacernos recordarnos. Al igual que los paisajes. Al igual que los viajes. Al igual que los planes. Al igual que las calles. Al igual que las ciudades. Al igual que cualquier vulgar historia de amor con triste final. Qué será entonces de nosotros.

Qué será de nosotros cuando ya no me queden palabras para describirte, para escribirte, para decirte, para renombrarte, para perdonarte, para regresarte. Cuando ya no sepa qué tecla del teclado debo pulsar. Cuando no sienta la exigencia de evocarte mediante tinta con impaciencia. Cuando deje de imponerme la dulce y ardua tarea de follarme cada folio virgen mientras grito tu nombre. Cuando faltes en mi conciencia, cuando ya no emerjas en mi inconsciencia.

Qué será de nosotros cuando ya no quede ni una sola manera de hacer mella en la vida del otro.
Qué será de nosotros.
Y qué será de mí.

lunes, 24 de febrero de 2014

¿Qué hago aquí? Estoy lejos de ti, que eres mi hogar, en un sitio que me mata todos los días -que pasan lentos- porque necesito un poquito de tu calor.
Ven, me congelo en este frío que mis sábanas no saben calmar. Ven, te necesito. Ven, necesito que alguien me quiera por aquí, hace tanto de la última vez que ya casi se me olvida lo bien que me sentía reflejada en tus pupilas y disfrutando de tu respiración. Ven, por favor.

 

sábado, 22 de febrero de 2014

¿A que juegas corazón? ¿A curarte las heridas con limón?

Esto va para ti, que has sufrido alguna vez. Da igual de dónde seas o cualquier aspecto físico, esto es para ti.Sé lo que es. Sí, sé cómo te sientes. Conozco esa sensación de vacío que te oprime el pecho y que parece que no hay suficientes lágrimas en el mundo para calmarla, esa sensación de que nada va bien, en la que tu cabeza funciona sola dándote los peores pensamientos posibles. Esto va para ti, que te han marginado, que te has visto obligado a cortarte las venas, a dejar la comida o a vomitarla, que te han mirado con desprecio.Te miras al espejo y sabes que nunca estarás conforme. Da igual cuánto peses, da igual cuánto cambies, nunca vas a estar bien y ahí empiezas a darte cuenta de lo enfermo que estás. ¿Por qué no eres capaz de amarte tal y como eres? ¿Por qué elegir la ropa cada día tiene que ser una patada en el estómago? Tienes que decir basta. BASTA. Tú vales mucho más que todo eso. Muchísimo. ¿Y qué más da tu cuerpo? Nadie es perfecto, y ya me gustaría saber qué han tenido que hacer las Barbies de turno para conseguirlo. Tú no eres una Barbie, o un Ken, eres una persona real, con sus cosas reales. Que vivan los putos cuerpos en los que las curvas son hacia afuera, joder. Que vivan porque en ellos cabe un corazón más grande que el ego de cualquier muñequita asquerosa. Eres genial tal y como eres, de verdad.Ir a clase es una pesadilla. Sabes que no van a contar contigo si no es para insultarte. Eres el puto centro de sus bromas y sus risas. Valientes hijos de puta… Tú también tienes que decir BASTA. BASTA, joder. NO ERES UNA COSA A LA QUE PUEDAN INSULTAR O PEGAR CUANDO LES DÉ LA GANA. El abusador es alguien aún más acomplejado que tú. ¿Crees que te insultan porque eres el más débil? No, te insultan porque creen que no tienes lo que hace falta para plantarles cara. Estudia al enemigo, busca sus puntos débiles, la mayoría de ellos van corriendo hacia los brazos de sus papás cuando pasa esto. No ataques, sólo dales donde más les duele cuando menos lo esperen. Y no dejes que vuelvan a tocarte. Plántate y déjales claro que no son nadie para hacerte nada. Hazlo por ti. Hazlo por poder estar orgulloso de ti y para demostrar que no hay nada que pueda contigo. Eres mucho más fuerte que todos ellos juntos. Sientes dolor. No sabes por qué, pero cada segundo que pasas llorando te sientes más roto y hundido. Parece que la única solución es hundirte una cuchilla en la vena y romperte tú. La sangre alivia. Claro que alivia, pero las cicatrices dan vergüenza. Liberas estrés y cuando dejas de sangrar parece que el mundo vuelve a ir en armonía, pero no es sí. De verdad que no. Sal de tu pozo de oscuridad y verás que el mundo va en armonía. No dejes que nada te hunda. Nada ni nadie puede hacer que perfores tus venas y puedas morir. Eres fuerte. Eres fuerte y eres genial. Eres de lo mejor de este puto mundo. Así que, por favor, no dejes que el dolor te ciegue nunca más. Antes de ponerte una cuchilla en la muñeca piensa en si de verdad quieres hacerlo. En si de verdad merece la pena una herida por lo que ha pasado. Piensa en si estás orgulloso de las últimas cicatrices. Piensa que hay otras maneras de pagar lo que te han hecho. Por favor, no te cortes. A ti, que has intentando suicidarte. ¿Cómo te sientes? Parece que nadie se ha dado cuenta y te tratan con normalidad cuando necesitas más cariño y te hacen extremado caso cuando necesitas normalidad. Todo parecía más fácil antes de intentarlo, ¿verdad? Lo intentaste y salió mal. ¿O salió bien? Si estás aquí es por algo. Y si has llegado a mi blog también dice mucho. Por favor, por favor. Ama la vida. Algo ha querido salvarte, no has muerto por algo. Tienes que aprovechar esta vida ‘’nueva’’ que tienes para hacer todo lo que no pudiste en la otra. Es una segunda oportunidad que no debes desaprovechar. La vida puede ser bonita si tú quieres. Muchísima fuerza. Estoy segura de que sabrás vivir como antes no sabías. Bueno, chicos, ¿Qué queréis que os diga? Sé que hay miles de personas que viven este tipo de dramas todos los días. Yo fui una de ellas. Pero han vuelto a crecerme las alas y he vuelto a casa. Espero que vosotros también lo hagáis, y espero conoceros a todos. Recordad que no estamos solos, que juntos podemos salir de todos. Gracias a todos por este tiempo que me habéis dedicado leyendo esto. Sois geniales. Todos.Volved a casa pronto. Por favor.

María.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Difícil es olvidar a alguien con el que olvidabas todo

Me cuesta hablar de ti.
Me duele.
Me ahoga.
Noto un nudo en la garganta que se hace cada vez más grande.
Hasta que no puedo más.
Hasta que cambio de tema.
Hasta que vuelvo a gritarme que te tengo que olvidar.
Olvidar.
Que fácil suena. Qué difícil es.
No vas a volver.
No vas a volver.
No vas a volver.
Y así.
Hasta que me duermo y vuelve a salir el sol.
Y con él otro día.
Y otros tantos: No vas a volver.
NO VAS A VOLVER.

lunes, 17 de febrero de 2014

Doce de treinta y seis.


Me preguntan sobre el cáncer.

¿Doloroso?

No.

Raro.

Raro porque es algo que no duele y duele mucho, a la vez. Sabes, de antemano, que pase lo que pase perderás y ese no es consuelo ni de muchos ni de tontos. 

La gente se extraña cuando dices que pierdes. ¿Qué pierdes? Pues lo pierdes todo. O casi todo. Te pierdes a ti misma, para empezar, que creo que ya es bastante castigo. Pierdes tu pelo, pierdes la piel, pierdes fuerza, pierdes peso, pierdes tu risa, pierdes tu rutina, pierdes tiempo, pierdes ganas, pierdes personas... Sí, personas. La gente se aleja. Y quizá no lo hagan voluntariamente, o quizá sí, pero lo cierto es que dejan de llamarte porque tu ya no eres la misma de antes. Ya no sales tanto de fiesta, ya no vas a su ritmo y la gente no está para sentarse en la cuneta y esperar a que tu llegues. La gente corre su propia carrera. 

Pierdes identidad. Porque lo que te definía hasta entonces se aleja, se destruye, se evapora, se hunde hasta el fondo de las venas, junto al veneno que, paradójicamente, te va curando. En el espejo no encuentras tu reflejo. Yo me miraba y veía a una María ... pero no a la que yo era antes. Evolucionas, sí, pero tan de golpe, que en realidad te atragantas con tu propio aspecto, eres incapaz de aceptar que la que está reflejada eres tu. Es duro. Es duro no reconocerte, echarte de menos... Y yo me reía, y me reía y me volvía a reír. Y decía que me encantaba el pelo corto, que me quedaba bien, que era fresquito, que no me daba guerra y que me duchaba en un periquete, que probablemente no me lo dejaría largo, que estaba bien, que me gustaba... MENTIRA. No te gustas. No te gustas ni por accidente. La cruda realidad era esa. Que te sentías desnuda, aun estando vestida. Y no penseis que la gente se pone en tu lugar o que empatiza por un segundo... no. La gente te dice que el pelo así te queda fatal, que como se te ocurre cortarte el pelo, que si antes estabas más guapa bla bla bla. La gente va cavando un hoyo en el que te metes sin querer queriendo. Lo que dolía de esas 'criticas' es que venían de gente que sabía que aquel corte de pelo no era por gusto, que estar tan delgada no era por hacer dieta y que tener la piel del color de la leche no era por una fobia al sol. 

Pierdes seguridad. La pierdes. Da igual que te la ates a la cintura. La pierdes... Y pierdes.

Como veis, el cáncer es perder mas que doler, al menos el mio; que también ha habido días jodidos... pero eso ya lo dejo para cuando alguien me pregunte si alguna vez sentí que me moría. 


Gracias por llegar hasta aquí. Por leer, por intentar comprender. Y por preguntar. Nunca dejeis de preguntar, porque hay gente deseosa de responder. Cuentame todo lo que sepas y yo te contaré todo lo que sepa.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Hubiese sido tan fácil como aclarar las cosas desde un principio. 
Pero no. Te fuiste sin siquiera anunciarlo, te fuiste sin aclararme tantas dudas. Te fuiste sin decirme que ya no me querías, que ya no me necesitabas, que tal vez nunca lo hiciste.
Y es que, tronco, te echo de menos cada puto día que pasa, porque recuerdo esos momentos en los que me hacías feliz, y deseo con todas mis fuerzas que se repitan, aunque sea un jodido segundo. Pero sé que eso ya no va a ocurrir, en tu nuevo camino no estoy yo. Ya no soy indispensable en tu vida, no, es que ni si quiera formo parte de ella, y claro que me duele pero es tu decisión y me gustaría poder no respetarla, decirte que te quedes, que te necesito, y que sin ti yo no puedo. También necesito que me recuerdes todos los días que soy la chica más preciosa que has visto, que me quieres, que tú también me necesitas y que sin mi tú no eres el mismo. Y es que tío, me has dejado hecha mierda, en ruinas, en ruinas como Roma, pero yo no estoy tan preciosa.
Ya no te buscaré, esta claro que no puedo seguir haciéndolo, y no lo hago por mi, sino por ti.
Y yo si me despido, pero ten en cuenta que nuestra despedida por más absurda que haya sido la tengo guardada en mi memoria, cada segundo, así como las veces que me permitiste estar a tu lado.
Y que por mucho que yo no quiera que esto sea un 'adiós' sino un 'hasta luego', no volveré a caer, no dejaré que esta historia se repita. Pero no dudes que siempre recordaré cada momento que viví contigo, tu aroma tan característico, el brillo de tus ojos, tu sonrisa, pero más aún tu nombre que se ha quedado grabado en mi corazón y esos recuerdos son los seguirán haciéndote parte de mi vida aunque ya no estés en ella.  

En ruinas.

No. No podía ser. Era imposible. Él no era la causa. No era el culpable de nada. Ella estaba rota porque era débil. Ella estaba cansada porque no dormía. Ella no dormía porque su cama no era lo suficientemente caliente. Ella pensaba que era el colchón; sin embargo, este sabía que le faltaba algo: él. Él no la llamaba. Él la utilizaba. Él no aparecía. Él se había largado. Él la destruía. Él sabía que ella ya no era la misma. Era una sombra de algo. Una sombra por la que él no daría nada. Pero ella no era el problema. Él le había hecho demasiado daño como para que quedará en pie algo de la hermosa chica que había sido. Ruinas era todo lo que quedaba de una chica que podría haberlo sido todo para alguien. Lo que pasa es que eligió al "alguien" incorrecto. Optó por el que se convertiría en culpable. A pesar de todo, ella pensaba que el problema residía en ella. No era suficientemente buena para tener una vida feliz. Era una vaga, debilucha y fea. ¿Cómo se pude conseguir algo de provecho así? No veía lo que pasaba ante sus ojos. No llegaba a captar el daño que él le hacía. Y es que él minaba cada ruina de ella. Buscaba sus cenizas. Buscaba su destrucción completa, y ella no le pararía jamás. Ella quizás tuviera el mismo poder con él, pero no lo utilizaría nunca. A lo mejor era demasiado buena, pero ella solo se consideraba coherente. Vivía con la conciencia limpia. Aunque en realidad estaba demasiado rota como para ver realmente lo que él hacía. Él era perfecto y ella lo había cagado todo. Simple. Ahora ella estaba sola y él se había marchado. Volvía a ratos y ella lo dejaba pasar. ¿Por qué no? Quizás algún día el cambiara de opinión y se quedara para siempre.

Tú solo espérame.

Aunque levanten murallas, coloquen un campo de minas, haya zombies en todas partes, llenen el mundo de las típicas trampas que tienes que saltar en videojuegos, iré a por ti. Te buscaré hasta el final del planeta, tu amor me mantendrá en pie, y cuando por fin te encuentre, se acabará todo. Se acabará el dolor, el vacío, todas las trampas desaparecerán en cuanto pueda diferenciar tu figura. Tú sólo espera, amor. Volveremos a ser uno.
De nada sirvió que te suplicase que te quedaras a mi lado, que me pintaras sonrisas, que me purificaras el alma. No mereció la pena chillar hasta quedarnos sordos, ni el recuerdo de una ventana abierta el día más caluroso del año.
Me dejé las fuerzas y la vida para nada, y en esta monotonía en la que me ahogo puedo jurarte que volvería a hacerlo porque mis sueños se cumpliesen, por poder sentir tu roce una vez más, por no despertarme sabiendo que todo ha sido mentira, que cada vez que respiro te siento más lejos, que te echo de menos.
Porque cada día empiezo de cero y estoy hasta los cojones de aprender a contar de 00:00 a 23:59 para que en un segundo vuelvas a desaparecer. Enséñame a respirar de nuevo, a ser fuerte, a peinarme como tú y a llegarte por las cejas, que me muero de amor por besarte la frente y verte sonreír.
Enséñame a amar mis cicatrices como tú hacías. Enséñame a ser feliz y te enseñaré a quedarte a mi lado aunque no estés aquí. Enséñame a no hacerme heridas buscando tu perfil en mis venas, y hazme creer que, estés donde estés, estás conmigo.

martes, 28 de enero de 2014

Hasta siempre, pequeño.



Todo éste tiempo he querido avanzar. Ser capaz de olvidar, pero sin parar de recordar...

 

Tus recuerdos aún duelen, tus fotos aún me hablan, esa canción aún me perfora los esfuerzos por no llorar, sigo siendo más susceptible ese día de cada mes que lleva grabados nuestros apellidos,  giro la cabeza inconscientemente al escuchar tu nombre, aunque no se refiera a ti, y las ganas de verte no se han consumido del todo aún, no voy a negarlo. Pero ya nada es como hace unos meses... Te has ido marchando de mi cabeza poco a poco. Nadie ha ocupado, ocupa, ni ocupará tu lugar jamás. Nadie hace que desaparezca la herida que dejaste, pero alguien ha puesto una fina capa sobre la cicatriz. Si alguna vez te dicen que dejé de quererte, que dejaste de importarme, no les escuches. No lo hice, no te olvidé, no te dejé de querer, me sigues importando casi como el primer día... Pero el tiempo ha pasado para los dos.

Tal vez volvamos a tener contacto algún día, y espero que para ese momento, pueda mirarte a los ojos y no sentir nada más que cariño, aprecio, porque, por mucho tiempo que pase, por más que cambien las cosas, no se puede ser insensible ante lo que un día se amó. Que hasta esa fecha, todo te vaya bien, que encuentres a alguien que te merezca, y a quién merezcas... Que te haga feliz, que te valore, que esté siempre que necesites un hombro sobre el que llorar, que sepa sacarte tantas sonrisas como me sacabas tú a mí, que tú también sepas valorarle como merezca... Pero sobre todo, que no sea como yo.

¿Ves? Todo pasa, todo cambia, todo tiene un final, las promesas se rompen... ¿Qué hicimos mal? ¿Dónde estuvo el error? Puede que eso ya no importe, pero no puedo evitar preguntármelo después de todo. ¿Cuántas veces te he dicho "adiós"? Ésta será la última. Ya no quedan motivos para seguirlo intentando, en cambio, si para pasar página.

En cierto modo, no quiero olvidarte. No sé si es por miedo a dejar atrás todo lo que vivimos, pues, al fin y al cabo, en algún momento de mi vida, esos detalles me hacían sonreír, extraer fuerza de donde no la había... También podría ser porque me da miedo que se repita la historia, y que vuelva el dolor... Llámame cobarde, pero tú no lo viviste. Tú seguiste tu camino sin mirar atrás, sin pararte a observar los recuerdos... Admite que nada de esto te dolió. Ha pasado el tiempo... Tú seguiste tu camino hace mucho, y yo me quedé congelada. Es mi momento de hacer el último de los esfuerzos por levantarme, porque ésta vez estoy segura de que lo conseguiré. Porque ahora hay alguien que me da la mano, y que está cobrando la suficiente fuerza para ayudarme a levantar.

Gracias por todos esos momentos, por todas esas sonrisas, por todos los días que valieron la pena, por las lecciones que me enseñaste; aunque fueran a base de lágrimas, por ser mi aire en algún momento, por todo lo que hiciste por mí, consciente de ello, o no. Y de verdad que siento mucho todas esas veces en que la jodí hasta el fondo… Todos cometemos errores, ¿verdad? Confío que algún día te darás cuenta de los tuyos. Y como te dije una vez, pase lo que pase, estaré siempre aquí; yo si cumplo mis promesas.

Es el momento de pasar página, y de cerrar éste capítulo. No me rendí, lo intenté hasta la saciedad, pero me alejaste... Ya no depende de mí.

Mientras todo transcurre, hazme un favor: cuídate mucho y sé feliz. No olvides sonreír, porque tienes una sonrisa preciosa. Recuerda que me enamoré de ella una vez.

Decisiones, decisiones..


Creo que perdí un capítulo de mi vida, no sé cuál exactamente, no sé cuándo y la verdad es que creo que ahora mismo es lo que menos importa.



Pensé que se fueron, que no volverían, pero todo es mentira. Las dudas nunca se van, solo se esconden para que no podamos verlas por un tiempo. Las decisiones avanzan, cada día tomas una diferente, lo que no imaginas es que cualquiera de ellas te puede cambiar la vida... Supongo que a veces escogemos el camino adecuado, otras no. Pero hasta que no lo vivimos, es imposible saber lo que va a pasar, si estaremos haciéndolo bien o mal, si todo por lo que pasaremos servirá de algo. Ahora me doy cuenta de que muchas de estas decisiones son equivocadas, porque miran hacia delante y ni si quiera sabemos si habrá un mañana... El problema es que éstas cosas se suelen entender tarde, cuando ya no hay vuelta atrás, y si la hay, sigues pensando que es mejor no darla, mejor tragar lo que nos queda, ya vendrán tiempos mejores...

De nuevo perdida... Perdida como el primer día, como si no hubiera otro y sabiendo que estaré perdida durante bastante tiempo. Arrepentirse de las cosas es inevitable, porque lo que una vez miré hacia el futuro, hoy no me vale de nada, porque volvería atrás sin dudarlo, pero supongo que no es tan malo, que se aprende de todo, aunque esto te cueste demasiadas cosas, también te enseña otras.

La verdad es que no sé, ni quiero saber... Ya me costó demasiado. Ahora toca apechugar, vivir con lo que se tiene, aceptar lo bueno y lo malo, lo que un día elegiste y sigues esperando a que mejore, por muy bien que sepas que no lo hará.

Aprendiendo cada día un poco más, sabiendo que el pasado no volverá, aceptando consecuencias, creciendo. Menuda mierda eso de crecer, ¿no? Sabiendo que la culpa es tuya y solo tuya, que ya no tienes ninguna excusa para culpar a otras personas de lo que te está pasando. Suena cruel, pero así somos y así seguiremos.

Puede que algún día aprenda a sacar el optimismo de las malas situaciones. Hasta entonces, aquí me quedo...

 



 

Hoy soy fan de ti

Dime si hoy pensaste en mí por un instante, si te acuerdas de aquel día cuando no pude soltarte, y que le follen al pecado, adornaré cada amanecer despertándome a tu lado, tengo muy claro que contigo a muerte, con los demás a hostias,  ni tú eres para tan poco, ni yo para tanto, pero hoy, hoy quiero decirte que soy fán de tí, de tu sonrisa , de tus noches y de tus días, de tus ojos, me encanta tu locura contagiosa, tus enfados y tus piques de niño pequeño, adoro verte sonreír, y el modo en el que me acariciabas, y yo te quiero, mucho, muchísimo, y antes de que un día te vayas, me dejes, me olvides, y ya, te secuestro, ha sido un placer coincidir contigo en esta vida, no me preguntes que me pasa, me abrazas y punto, busco la vía directa para estamparme en tu cama, y que tus besos sean mi única alarma un domingo por la mañana, y que me lo quiten todo, pero tú no te vayas, hoy, solo puedo decirte, que te quiero.

Ojos que estando alegres solo quieren llorar.

Como si de simple mantequilla se tratase abrió mis carnes. Sin preguntarme. Sin ningún pudor. Sin dudar, como tratando de averiguar sin querer que ocultaban esos ojos negros que riendo a carcajadas siempre parecían querer llorar. Reían tristes, con las sombras del dolor danzando en las pupilas y las cicatrices de la felicidad marcadas en el contorno.
Esos ojos, que son mis ojos, siempre habían buscado ver más allá; pero esa noche se quedaron estancados en uno de los charcos que la luna derramó en nuestro portal.
Él no habló. Se limitó a tararear una canción que nunca había escuchado, una canción escrita para cavar en pechos ajenos, para liberar almas, para estallar corazones... Porque eso es lo que creía que pasaría a continuación: que me estallaría el corazón, en mil pedazos, lloraría por cada poro de mi piel mientras la lluvia humedecía los rastrojos de mi cuerpo para evitar un incendio.
Pero no hizo falta. Me prendieron sus manos y no me tocaron. El fuego se abrió paso y estalló en la boca, dejandola seca, sedienta de sed, de besos, de anhelos.  De todo lo que un día creyó que conseguiría, dejando se buscar, solo soñando...
Poco a poco todo volvió a la normalidad. Las llagas del cuerpo recuperaron el compás de la circulación y se dejaron ser, sobre la piel, rosaceas, inborrables, temiendo ser olvidadas... curadas. Pero eso no era posible, y yo lo sabía cada vez que me miraba en el espejo con los ojos que estando alegres, solo querían llorar. Nadie sería capaz de curarme las heridas porque yo no las dejaba de tocar. Eran tan bellas, que supongo que yo tampoco quería desprenderme de ellas. Eran historia, eran restos de las mil y una batallas de mi mente y de mi alma. ¿Quién era yo para privar al mundo de tan maravillosa estampa?, ¿quién era yo para salvarme?... Nadie... Mantequilla.

lunes, 27 de enero de 2014

Vuelve.

Aquí me tienes una noche más, escribiéndote. Ya no sé hace cuántos versos me prometí que no te volvería a escribir. Pero ya ves que no soy de cumplir promesas, aunque tú tampoco. Ya tenemos algo más en común.  El frío se cuela por la ventana. Se agrietan los labios, se rompen los cristales y el alma sangra. Este de la izquierda, te necesita, no entiende de estar sólo, espera que llegues, que rompas esta rutina que lleva conmigo hace más de mil versos. Pero por mucho que espere no va a escapar de esta. Tú dejaste claro, hace ya mucho, que tantas ruinas no van contigo y que a mí me van los hijos de puta. Que te van las mentiras con seda, los besos en la oreja y los 'te quiero' en el oído. No hacía falta que me llevases a Roma, pero sí que me lo hicieses al revés. Y que nos quedaban mil amaneceres que ahora le das a otra enamorada más.

Te echo de menos.

Hubiese sido tan fácil como aclarar las cosas desde un principio. 
Pero no. Te fuiste sin siquiera anunciarlo, te fuiste sin aclararme tantas dudas. Te fuiste sin decirme que ya no me querías, que ya no me necesitabas, que tal vez nunca lo hiciste.
Y es que, tronco, te echo de menos cada puto día que pasa, porque recuerdo esos momentos en los que me hacías feliz, y deseo con todas mis fuerzas que se repitan, aunque sea un jodido segundo. Pero sé que eso ya no va a ocurrir, en tu nuevo camino no estoy yo. Ya no soy indispensable en tu vida, no, es que ni si quiera formo parte de ella, y claro que me duele pero es tu decisión y me gustaría poder no respetarla, decirte que te quedes, que te necesito, y que sin ti yo no puedo. También necesito que me recuerdes todos los días que soy la chica más preciosa que has visto, que me quieres, que tú también me necesitas y que sin mi tú no eres el mismo. Y es que tío, me has dejado hecha mierda, en ruinas, en ruinas como Roma, pero yo no estoy tan preciosa.
Ya no te buscaré, esta claro que no puedo seguir haciéndolo, y no lo hago por mi, sino por ti.
Y yo si me despido, pero ten en cuenta que nuestra despedida por más absurda que haya sido la tengo guardada en mi memoria, cada segundo, así como las veces que me permitiste estar a tu lado.
Y que por mucho que yo no quiera que esto sea un 'adiós' sino un 'hasta luego', no volveré a caer, no dejaré que esta historia se repita. Pero no dudes que siempre recordaré cada momento que viví contigo, tu aroma tan característico, el brillo de tus ojos, tu sonrisa, pero más aún tu nombre que se ha quedado grabado en mi corazón y esos recuerdos son los seguirán haciéndote parte de mi vida aunque ya no estés en ella. 

Me preguntan por ti y se me escapa un 'NOSOTROS'.

No duermo durante días porque espero su 'Buenas noches', y la gente me mira con pena y dice: -Estás bien pillada, eh?. Y yo les contesto que estoy bien jodida. Que todo lo bonito que tiene el amor lo tiene de horrible el olvido, que todo lo corto que es el 'nosotros' es todo lo largo que es el 'sin ti'. Que a veces me preguntan por 'TI' y se me escapa un '¿ NOSOTROS?'. Que estoy tan desesperada que hasta escribo mi nombre separado, Ma  ria, para sentir su vacío, para recordarme, para egañarme, para hacerme creer que nada en esta puta vida pega si no es 'CONTIGO'.
Que YO no tiene sentido sin antes no va un TU. Que la salsa rosa no me pega con las gambas, que el algodón de azúcar no me pega con la feria, que el blanco no le va al negro, que el yin y el yang es basura, que solo me pega su recuerdo. En la cara, en los brazos, en todos lados...
Vuelve, seamos los dos tontos que tonteaban dia y noche, con sus peleas y sus reconciliaciones. Con tus borderías, con lo que sea, pero hazme sentir que te importo aunque sea lo más mínimo, por favor. Te quiero. 


Todavía se cuelan tus vocales entre las sábanas,
tus manos entre mi ropa,
tu aliento en mi taza de café...



Cuando de un 'nosotros' ya no quedan ni mis ganas.

¿Cuántas personas están ya escritas en nuestro destino?. ¿Cuántas personas de esas van a ser capaces de ponerte el mundo boca abajo y hacer que siga girando?. Yo digo que pocas. Tengo el placer de haber sentido ese desorden ordenado, esa locura, esa felicidad, ese cambio a mejor, esa perfección... 
Y de todo eso aprendí que no se puede querer tan fuerte, no se puede quemar tanta vida del tirón porque luego los días normales te parecen poco, se te hacen largos o se te hacen cortos pero los sientes inútiles. Pierdes el sentido por todo, nada te llama la atención y cada detalle insignificante que te encuentras a lo largo de la semana puede hacerte recordar aquel incendio de amor con la fuerza de cien mil cañones.
No es práctico que las relaciones que se acaban no puedan cerrarse en cajas, guardando ahí tanto el amor como el dolor. Guardar los recuerdos para que no les busques por la noche, para no atraer el insomnio a los pies de la cama. Guardar los días felices para no compararlos con tus días de mierda...Borrón y cuenta nueva. Amnesia. Que se te olviden los lugares que mirásteis a la vez, las fechas, las películas que visteis juntos, las canciones que os dedicásteis. Los viajes, las noches compartiendo almohada, las confidencias, los te quieros que nunca escucharon respuesta. Guardarlo todo para que no estorbe. Borrarlo todo para que no duela, para que no importe.

Como una copa de tequila del malo.

Nunca supe cual iba a ser nuestra última foto o nuestro último beso o nuestro último paseo. Nunca lo sabremos y quizá es por eso que 'nuestras últimas veces' nos saben tan amargas. Es inmenso el vacío que se siente cuando revives esa última vez, te quema la garganta como una copa de tequila del malo y la magia se disipa y solo queda la melancolía, que te enfría el alma y te convierte en cartón piedra. En una persona más.
A veces pienso que los finales serían más fáciles si lo supiéramos de antemano. Como cuando te cuentan una película, o el argumento de un libro... el sock no es tan tremendo. Ni tan duro. Y el duelo no dura tanto. Claro, que, por ejemplo, si yo hubiese sabido dónde estaba nuestro final habría hecho desaparecer todos los calendarios de este mundo para que ese día nunca llegara. Habría retrocedido cada domingo al anterior domingo para alargar nuestras semanas, nuestros meses, nuestros años... Se que suena a locura y que soy solo yo la que hubiera pedido más horas contigo, pero cuando conoces el amor tan de cerca luego es imposible volverlo a encontrar en otra piel.
Encontraré reemplazo, porque el ser humano es así, necesita llenar los huecos que se van quedando vacíos; pero yo se que siempre le voy a dejar espacio a tu nombre, por lo que hemos sido y por lo que he aprendido.

La vida pasa y tu igual

Ya nada te importa, ya nada es igual, llevo más de cinco meses sin poder ni hablar, porque aunque no llames yo si quiero verte, no he podido aún sacarte de mi mente... Aún no quería perderte. Mientras me castigo con la soledad que juega hoy a vestirse de felicidad. Y aunque a tus amigos no les digas nada, tú también lo sabes, se ve en tu mirada aunque sigas callado. Haré lo necesario para olvidarte, aunque me toque cambiar y no ser nunca más lo que fui, pero no importa, de todas formas no volverá. Mira... haré lo necesario para no pensarte, la vida pasa y tú igual, y aunque voy a llorar poco a poco entenderé que nunca volverás.
Pido llorando al cielo un poco de razón, pido que vuelvas con mi corazón (¡que ya está bien!) y entiende si te ofendo que no es mi intención... Joder, si es que lo que duele no es que te hayas ido, más que no tenerte me duele tu olvido, porque... que sepas que te quiero.Es lo único que pido. Y ya no se que pido. Que estúpido. Y a pesar de estos meses sin hablar y sin mirarte yo te quiero, y no para volver, te quiero porque parte tuya me ha enseñado que es amar y que es crecer. Ya no siento más y con la mano en el corazón se que hoy te vas, y a ostias entenderé que nunca volverás.

Que llegue como llegó

Cuestan tanto las mañanas cuando no te tengo... Se me hacen tan largas las noches si ya no te veo... Es tan complicada la vida vivirla si no es con tus besos, todo se alborota en mi mente y mi mundo se vuelve pequeño. Tú me hiciste revisar aquello en lo que creo, tu sacaste lo malo y metiste lo bueno, llegaste y plantaste mil flores en mi desierto, y tus besos llenando mi cuerpo de un amor en el que nunca creí.
Tu eras la luz que iluminaba el fondo del camino, te pierdo y no encuentro salida de este pozo sin fondo, me ahogo si tu no me salvas... No consigo recordar mi vida sin ti a mi lado, si es que no quiero olvidar lo que hemos pasado, quiero que nunca se enfríe este amor que me quema los dedos, que me hace ante ti vulnerable, y todo deja de ser importante.
Solo importaba mi cama y nosotros queriéndonos dentro, me dormía mirando tu cara y tocando tu pelo, pensando que a veces la vida supera a los sueños, y cierro los ojos, lo intento, pero ya no lo creo.

domingo, 26 de enero de 2014

Nada es igual.

Se nota que es Domingo y que a nuestro alrededor se ha instalado el frío porque tintinean en mis ojos lágrimas de hielo. O de miedo. O de odio.
 Que me carcome el alma la angustia de verme atrapada en esta ciudad en la que ya no me reflejo en nada, donde los parques no me parecen bonitos y las caras no me son familiares. Que caro está el gramo de felicidad, y qué fácil hacerse con unos porros de desencuentro. ¿Dónde estamos? No nos veo. No me encuentro...

 Hay calles, portales y esquinas que consiguen quitarme el aliento, pero como si un duende me hubiera robado el pasado miro hacia delante y continuo andando, borrando las huellas que aún pudieran quedar de mi anterior perfume.
 Nada es igual. Ni siquiera el sentimiento de echarnos de menos

sábado, 25 de enero de 2014

Devuélveme la inspiración.

Antes cualquier hora del día era perfecta para perderme entre letras, acentos, puntos y comas; para entregarme al placer del sufrimiento, al ardor de las venas hinchadas de recuerdos, al hormigueo de unos dedos que despiertan al contacto de un bolígrafo cargado de tinta imborrable. Nada conseguía detener el torrente de emociones que querían desfilar por mi garganta, lanzándose al abismo y deseosas de morir en el papel.
 Ahora, como presa de la vergüenza, me agoto frente a la pantalla sin conseguir escribir nada, me estrujo la sesera, me toco las llagas, me rasco las heridas pero no ocurre nada. Solo hay vacío. Y creed si os digo que eso es peor que morir cien veces de amor. La nada lo envuelve todo y es espantosa la niebla que se cuela por la ventana, el frío que se cala hasta los huesos, la sensación de echar de menos ese brotar de palabras y lágrimas... ¿Dónde está mi inspiración? ¡Devolvédmela insensatos! ¿No veis que me ahogo buscando dolor?, ¿no veis que me aferro a cuchillos para que algo me rasgue la piel y me haga sentir un poco viva?
 ¡¡Devolvédmela!! Que yo sin escribir no se vivir. Que me muero, de verdad, que me arrugo, me frustro, me enveneno, me desespero, me pierdo...
 No se cuanto tiempo llevo sin abrir tu puerta, pero lo cierto es que voy a buscar la llave.
 Te necesito. Como los adictos necesitan la heroína, los fumadores el tabaco, y los suicidas la muerte.
 Te busco. Como el corredor de bolsa al tonto, el mosquito la luz y los suicidas.... la muerte.

jueves, 23 de enero de 2014

Día 1.

Me encuento tendida en mi cama, a oscuras, planteandome mi vida, otra vez, por enésima vez. ¿Que hago? ¿Estoy aqui para alguien? ¿Habrá alguien que me necesite? Etc, etc... Lo típico, vamos. Pero esta vez es distinto, me he dado cuenta de tantas cosas en tan pocas horas que no lloro de lo abrumada que estoy, estoy saturada de emociones. Estoy en shock, no me lo creo. El hombre de mis sueños se olvida de mi cada día un poco más y el chico con el que podría olvidar al que me hiere, pasa de mi. Fuerte, ¿verdad? 
Estoy ya cansada de que la gente solo esté en las buenas y que en las menos buenas se alejen, te dejen sola. 

Pequeños Maineros, no se enamoren, no se ilusionen, esta vida es muy perra. 

No te empeñes, él aún está dentro.

No puede entrar nadie si él no ha salido. No hay sitio. Y por aquí todo sigue revuelto con sus cosas. Estoy llena de sus movidas, de sus canciones preferidas, de sus risas, de cenas, de cañas, de prisas. De partidos perdidos, de noches ganadas, de sesiones de cine, de tardes de piques. Llena de mañanas de estudio, de viajes en coche... De piezas de puzzle, de fotos robadas, de noches de ron, de bailes pegados, de días solos. Esto está lleno de rosas con espinas, de alambres, de incendios. Quiero que se vaya y quiero retenerlo...

*Ya he llamado a la empresa de mudanzas, pero no me atrevo a abrirles la puerta.*

Curarme a base de Ginebra

Empiezo a odiar los pedazos que han quedado de mi misma. Empiezo a odiar la sombra en la que me he convertido... Empiezo a odiar su nombre, su cara, su sonrisa, el sonido de su risa. Me empiezan a quemar las lágrimas en la cara. A veces tengo la sensación de que se me van a saltar los dientes de apretar con tanta rabia, por no gritar, por no maldecir su persona, por callar, por mirar hacia otro lado, por intentar pasar página sin leer la historia. ¡Somos historia, somos ayer!.
Ya estoy harta de echar de menos. De desgarrarme el pecho día y noche, de saltarme su inicial en la guía telefónica, de taparme las costillas izquierdas para ocultarme esa inicial. Mi autodestrucción. Estoy harta de bucear en el pasado, quizá fue mala idea no hacerlo en alcohol... pero si yo tengo que 'curarme de él' a base de cubatas, estoy segura de que antes de sanar moriría de un puto coma etílico. ¡Ni todas las botellas de ginebra del mundo pueden lavarme la herida que llevo por dentro!. Que hace ya casi un año que lo conozco y aún no he dejado que nadie me cosa a besos... Todo me duele a veces. Todo. Hasta lo bueno me está haciendo una úlcera en una esquina del corazón. Y por cierto, el muy cabrón sigue latiendo. ¿Es que no se ha dado cuenta de que no me quedan ganas de escucharle latir... sin ti?.
Me siento Gilipollas, como nombre propio, cuando se me escapa una frase directamente para él. No se con que derecho mi mente, el destino, o la vida se permiten el lujo de dejarme pensar en él ni siquiera por un segundo. ¡Que duele!... mucho. Muy dentro. Es como una canción sonando en un disco rayado. Y no lo puedo parar. Y quiero que se acabe esta puta canción. QUIERO QUE ACABE TU TIEMPO EN MI CORAZÓN, JODER. Otra vez usando la segunda persona del singular. Maria, ¡que no existe!.
Silencio.
Pum-pum
pum-pum
pum-pum
pum-pum
De pronto un recuerdo y todo se acelera. Va tan rápido que puedo sentir como se contrae, me duele hasta la piel, como si una mano me atravesara el pecho y hurgara por dentro. Y lo tocase todo.
Se acabó. Se acabó este sin vivir. Voy a darle una oportunidad a la vida, voy a sonreírla y a esperar que me sonría. Pero a él ya no le espero. Ya no. Y espero con esto haber aprendido la lección. ''No esperes demasiado ni quieras mucho, porque ese mucho termina doliendo demasiado.''

No supe quererte a medias

Yo no se querer un poco. O te quiero o no te quiero. Simple. Doloroso. Porque soy de las que no preguntan -Oye, perdona, ¿te puedo querer?-. No, yo primero quiero y luego me pregunto si llegué en el momento adecuado, si él me querrá a mi, si soy lo que buscaba...
No me gustan las medias tintas. Si lo puedo dar todo por ti... ¿Por qué conformarme con darte media sonrisa?, ¿para qué darte unas horas de mi tiempo si puedo darte toda mi vida?. Así funciono, y es algo que tengo que cambiar. Por fin he aprendido la lección. Por fin comprendo que no puedes dar todo por una sola persona porque cuando esta se vaya tú te habrás quedado sin nada. Y no se trata de egoísmo, se trata de aprender a querer mientras a la vez te quieres tú. Es un fifty-fifty. No hablo de querer a medio gas, hablo de querer de forma sana. De quererte a ti. De quererle a él. De querer un nosotros, pero de amar un YO. Un YO sin un TU.
Se puede ser feliz estando solo; el problema llega cuando te das cuenta de que la felicidad no existe si no la compartes. Y ahí vuelve a empezar todo.

Cada uno que se mate como quiera.


Él era como un cálculo equivocado, la excepción que confirma la regla, de esos de los que nadie recomienda enamorarse, el detonador de una reacción en cadena que te volverá loca, él era tanto mi chico 10, como mi salvación a mis martes 13, solía salir de casa con su sonrisa puesta, dispuesto a comerse el mundo, sin saber que de comerme su sonrisa, ya me encargaba yo, si estaba con él no me hacía falta llevar tacones para conseguir tocar el cielo, ya lo rozaba cada vez que sus brazos rodeaban mi cintura y me envolvían en un abrazo. ¿Cuál era la peor parte ? que conseguía que yo me perdiese por esa curva tan perfecta que tenía en la cara, su sonrisa, oh dios, su sonrisa, hablan de maravillas del mundo sin haber visto la verdadera belleza, él busca su chica perfecta, pero yo no soy esa, yo soy la de al lado, la que tropieza, me dijeron: Enamórate de él, y estás perdida, ¿Lo más gracioso? que lo hice, cualquiera en su sano juicio se hubiera vuelto loca por él,  lo que siempre quise fue cogerle de la mano, sin miedo, y recorrer con él el mundo, sin que nadie nos moleste, éramos como dos extraños que se conocían muy bien, nunca se me ha dado bien eso de ser siempre una chica buena, el rollo aquí te pillo aquí te mato está de puta madre, pero llega  un momento en el que necesitas algo más, y le elegí a él, no sé si él quería un amor pasajero, o no, pero yo compré el billete, no había fechas, me sorprendía día a día, para mi él siempre será el primero, a pesar de conocer a muchos otros, el problema es que la página que yo me niego a quemar, él la tiene más que quemada, chico, que si no estás en mis brazos corto el cielo en mil pedazos, míranos, nos quedamos sin saber qué iba a suceder, si el hilo se rompe, se hace un nudo, no pienso dejarte escapar, me enamoré como se enamoran las mujeres de verdad, como una idiota, me dije a mi misma : no seas una más, pero caí, sabes hacer que me ria sin motivo, y eso me acojona, y antes de que pases página, y te des por vencido, piensa que es la única vida que podemos compartir, convierte esos puntos en comas, o que me comas, y punto, me quedé contigo, porque eres el chico que es tan niño como para hacerme cosquillas, y tan hombre como para apoyarme en mis momentos difíciles, mato por ti, y muero por lo nuestro, te prometo carreras del salón a la cama, y ahí cientos de peleas de almohadas, hasta que tu sonrisa le gane a mi mirada, me quitas el aire cada vez que te acercas ,pero, ¿y si sale mal?, pero, ¿y si sale bien? que fumen, que se droguen , que beban alcohol, que hagan lo que quieran, que yo me imagino que despierto a tu lado todos los días de mi vida, cada uno que se mate como quiera, a veces pierdes, a veces ganas, a veces pierdes las ganas, pero contigo eso nunca me pasa, me decían más tus ojos verdes, que cualquier mirada de ojos azules que hubiese visto antes, a mí me sobran huevos, sé que si quiero , puedo. Por ti, por mi, esta noche brindemos.